Si pudiera detener el tiempo justo en aquel momento en el que me miraste a los ojos y como por un descuido, como si fuese casualidad, pero a la vez con miedo y con cuidado sujetaste uno de mis rizos entre tus dedos y los deslizastes como si fuese el material más delicado del mundo. Ese justo momento en el que sentí la fuerza de atracción de aquel beso que nunca me volverás a dar. ¿Por qué? Por que fue en ese instante en el que me di cuenta de la tristeza de tus ojos y de lo mucho que te dolía aquella estúpida despedida.
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