Que merezca la pena andar media hora bajo la lluvia, bajo la noche y bajo el viento, con un paraguas roto y hablando sola por la calle como una loca, sólo para tener tu abrazo, tu mano cogiendo la mía bajo la mesa, el confort de tu mirada y tu sonrisa y tu brazo sobre mis hombros al salir de la estación.
Que merezca la pena esperar sólo para ver cómo cambia mi cara. ¿Eso qué es?