Siempre me habéis dicho que llorar no soluciona nada y realmente no va a solucionar nada, ahora más que nunca. Sé que seguramente serías tú quien más tonterías me dijera para no llorar y que mi llanto se confundiera en una risa incontrolable. Sé que en estos momentos nos miras desde algún sitio y me pides que no llore. Sé que no soluciona nada, pero dejadme que llore. Dejad que las lágrimas me tranquilicen y como lo haría el abrazo que no te puedo dar. Dejadme que cambie todas estas lágrimas por ese abrazo.
Llorar no va a servir, lo sé. Pero, al fin y al cabo, ahora ya no importa nada. Lo más importante es lo que hemos vivido, lo que nos has enseñado y el cariño que nos has dado. Estarás aquí siempre, en un rinconcito de nosotros recordándonos por qué hay que vivir y lo bueno que hemos vivido.
Llorar no sirve ya de nada, pero me tranquiliza y me ayuda a quedarme sólo con lo bueno, que al fin y al cabo, es lo único que importa.
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