martes, 26 de octubre de 2010

Huidas...

Y lo peor de todo, es que incluso siendo consiciente de esa huida de mí misma sin sentido, cuando lo que quiero es quedarme atada a ti, anclada en esta ciudad putrefacta que me agota por momenetos, es que sigo huyendo, no puedo detener mi vida. Puedo, por supuesto que puedo, pero no quiero dejar de hacer planes y precipitar mi vida con el único fin de salir corriendo de aquí, de olvidarte a ti y a todos, de empezar de nuevo una y mil veces para acabar una y mil veces huyendo de mí misma sin huir realmente de nada.

sábado, 23 de octubre de 2010

Huidas

Fue ese el momento en el que se dio cuenta de que todo era una falacia, una quimera creada por su subconsciente para protegerla del vacío que sintió en ese momento en el que se dio cuenta. Sus ganas de huir, su habilidad para coger las maletas y desaparecer, su orgullo volátil de pequeña ave migratoria tan sólo eran un máscara de lo que realmente necesitaba.
Necesitaba esos ojos, esa sonrisa, esas manos y esos brazos sujetándola y aprisionándola en un abrazo que la obligara a quedarse, a echar raíces y a crear su vida allí. Una mera excusa para dejar de huir de sí misma.