Hace
tiempo que ando perdida. Creo que empecé a perderme en junio del
2007 o quizás fue en julio, no sé, pero sé que desde hace dos años
no soy yo. Y sé que desde hace un año no tengo nada que ver con lo
que un día fui. Los cambios son traicioneros, aparecen así de la
nada y si van sin dejar huella, hasta que un día te miras al espejo,
miras a tu alrededor y te preguntas dónde estás.
Sé
que ya no soy esa chica insegura. La vergüenza no se interpone en mi
camino cuando se trata de conseguir algo. Me gusta mi imagen. Me es
completamente indiferente lo que alguien pueda pensar de mí. Quizás
me he vuelto un tanto descarada.
Muchas
veces ordeno mis recuerdos, los desempolvo y los miro con atención.
Es curioso como la mayoría de las veces la distancia entre esos
momentos y mi yo-presente se ha hecho tan grande que no los recuerdo
como míos. Se trata de meras anécdotas, historias que un día
ocurrieron, pero no a la chica que ahora escribe esto. Si son buenos, me pueden arrancar una sonrisa, pero los malos no surten en mí
efecto alguno. Una mueca, un suspiro
... pero ya no duele más. Algunos
incluso se han perdido entre la inmensidad del tiempo pasado, pero
¿sabes qué? Ni me duele ni me importa.
A
pesar de ello, muchas noches recupero un trozo de lo que soy, me
miro, miro a mi alrededor y me pregunto dónde estoy. Entonces me doy
cuenta de que ando perdida o, tal vez, tan sólo se ha perdido una
parte de mí.
Luego
te miro a ti y tampoco sé dónde estás. Supongo que al igual que
yo, andas perdido, creando la distancia entre los recuerdos
empolvados. Pero en realidad es muy simple, hemos cambiado.
[julio 2009]